El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha cambiado su estrategia. La investidura fue un fiasco. Las negociaciones entre Unidas Podemos y el PSOE no llegaron a buen puerto. Y ahora, Sánchez busca nuevos apoyos. El próximo jueves 8 de agosto, el líder socialista se reunirá con la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) para explicarles cuál será su hoja de ruta si logra ser investido. Una dirección que virará a la derecha si el presidente consigue una abstención del PP o de Ciudadanos.
La CEOE no reclamará nada. Solo quiere escuchar lo que tenga que decirles el presidente del Gobierno. Así se lo ha confirmado a MONCLOA.com. Pero en función de lo que Sánchez cuente, puede que reaccionen. La asociación de empresarios ya advirtió al PSOE en plenas negociaciones que si se aumentaba la presión fiscal en España, volveríamos a una recesión económica. Y el último dato del paro (4.253 personas menos, el peor de un mes de julio en 11 años) no es esperanzador.
La reunión será complicada, puesto que no solo asistirá la CEOE, también lo harán los sindicatos. Por lo que los malabares del presidente del Gobierno deben ser efectivos. Según apuntan fuentes cercanas al PSOE, Sánchez buscará la abstención de Ciudadanos. Pero esto conllevaría que algunas de las medidas sociales que el presidente prometió a los colectivos progresistas quedarían en el tintero.
Sánchez ahora quiere otros apoyos. Con la izquierda no le salió bien. Por ello, el PSOE quiere buscar la abstención de Ciudadanos, cuyo único escollo es el cordón sanitario que impuso el líder de la formación naranja, Albert Rivera, para consolidar su posición como «nuevo» líder del centro derecha. Y para seducir (o presionar) a Rivera, Sánchez buscará el respaldo de la CEOE.
Los consejos de los empresarios pasan por no elevar la presión fiscal en ninguna de sus formas, una de las medidas «bandera» del PSOE y Unidas Podemos (aunque focalizada a las rentas más altas, es decir, aquellos que cobran más de 100.000 euros brutos al año). La economía española está en el filo de la navaja, según las consideraciones de la CEOE. Y un empujón hacia un lado u otro, podría llevarnos a una recesión que parece haber llamado a la puerta este verano.
Pedro Sánchez pretende reducir la hostilidad que ha despertado en los colectivos más liberales. Y el primer paso ha sido romper su relación con los de Pablo Iglesias. Ahora, tras la reunión que se celebrará el próximo 8 de agosto, el presidente buscará calmar la opinión de la asociación de empresarios y, así, presentarse en septiembre ante el Congreso como una opción de gobierno estable.
Si lo consigue, las presiones aumentarán sobre Rivera. Sánchez pretende dar la espalda tanto a Unidas Podemos como a los partidos independentistas catalanes y a los nacionalistas vascos. Su experimento salió mal. Y si, junto a este gesto, consigue que la CEOE no vea con malos ojos que Sánchez renueve su cargo, las facciones más moderadas de Ciudadanos pedirán un cambio de posición a su líder.
El presidente del Gobierno ha enfocado la segunda investidura desde otro punto de vista. Ahora busca apoyos en los colectivos. Primero lo intentó con los más sociales para presionar a Unidas Podemos para que apoyara un Gobierno de progreso. Pero estos grupos han dado la espalda a Sánchez al mostrarse reacios a que el líder socialista les utilice como medida de presión. Incluso los sindicatos expresaron que no mediarían entre Iglesias y el presidente del Gobierno.
Es esta la principal razón por la que la próxima reunión entre la patronal y los sindicatos con el presidente del Gobierno será trascendental de cara a la segunda sesión de investidura que se celebrará en septiembre. Aún está sobre la mesa volver a buscar el apoyo de Unidas Podemos, pero antes Sánchez tanteará a Rivera. Y si para ello tiene que dar un guiño a los empresarios, lo hará.