Pablo Iglesias ha cedido pese al apoyo que le brindaron el 70% de sus militantes para exigir su presencia en el Gobierno. El líder de Unidas Podemos no quiere que España se quede sin un acuerdo progresista y ha decidido poner fin al «escollo» de las negociaciones: no formará parte de la Ejecutiva de Pedro Sánchez. Así lo ha anunciado el líder de la formación morada, que ha explicado a través de un vídeo emitido en las redes sociales que «no va a ser la excusa del PSOE para que no haya un Gobierno de coalición de izquierdas la próxima semana».
DE LA RUPTURA AL POSIBLE ACUERDO
La semana arrancó convulsa el lunes. Sánchez se encargó de romper las negociaciones tras las maltrechas conversaciones. Y el jueves, para avivar el incendio, hizo público el motivo: la exigencia de Iglesias en estar dentro del Gobierno. El presidente del gobierno en funciones cargó con dureza y dijo que no podía contar con alguien que «no respeta la democracia» y que está a favor de los presos del procés. Entonces se produjo una batalla dialéctica que apuntaba directamente a un divorcio.
Echenique dijo que vetar a Iglesias era vetar a Unidas Podemos y a sus 3,7 millones de votantes. Irene Montero, número dos, pidió rectificar a Sánchez por tildar de antidemocrático a Iglesias y exigió más respeto hacia su partido, con el que han mantenido contactos desde que concluyeron las últimas elecciones. Se percibía el enfado, aunque desde Podemos vislumbraban la esperanza, después de que Sánchez mantuviera tendido su brazo hacia un gobierno de coalición.
Y ese ofrecimiento, que Sánchez dijo que concluiría tras la primera sesión de investidura, es el que parece dispuesto a aceptar Iglesias. O al menos, esa es la sensación que se desprende del movimiento que ha dado a sus exigencias este mismo viernes, a media tarde, y menos de 24 horas después de que sus bases bendijeran la exigencia de pedir su entrada en el Gobierno.
Lo ha hecho través de un vídeo emitido en sus redes sociales. Ahí ha expresado su renuncia y su «voluntad de negociar ya un gobierno de coalición de izquierdas y un acuerdo integral con programa y equipos». El PSOE dice que el único escollo que evita ese gobierno soy yo, he estado reflexionando estos días y no voy a ser la excusa para que el PSOE evite ese gobierno de coalición», ha expresado el líder de la formación morada.
Con este movimiento, a menos de tres días de la primera sesión de la investidura. Pablo Iglesias ha puesto la pelota en el tejado de Sánchez, que ahora deberá abrirse a negociar si quiere ser fiel a las palabras que expresó ayer mismo. Eso sí, el acuerdo no resultará sencillo. «Estar o no en el Consejo de Ministros no será un problema siempre y cuando no haya más vetos y la presencia de Unidas Podemos en el Gobierno sea proporcional a los votos».
La cesión de Iglesias no es una carta blanca, sino una muestra de su voluntad para llegar al acuerdo. Ahora, la formación morada exigirá un tercio del poder, que es lo que proporcionalmente les corresponde en votos. Sánchez un fin de semana para negociar y tratar de alcanzar un consenso ‘in extremis’, muy alejado de su primera idea de gobernar en minoría. Y consciente, también, de que no le queda otra tras la negativa de PP y Ciudadanos a abstenerse.