Se lo deben a los socialistas. O así lo ven algunos miembros del Partido Popular. El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ya ha fijado una fecha para su investidura: el 22 y el 23 de julio. Pero no tiene los apoyos necesarios garantizados. Unidas Podemos condiciona su «sí» a los ministerios y Ciudadanos se mantiene firme en su negativa. Pero el PP, pese a su postura oficial, vive una guerra interna en la que cada vez son más las voces que piden la abstención de los de Pablo Casado.
La firmeza del discurso del líder popular se ve cada vez más socavada por las críticas internas. Son varios los motivos que han llevado a una facción de los de Casado a ver con buenos ojos la abstención en la investidura de Sánchez. En primer lugar, consideran que se lo deben al PSOE. Los socialistas se abstuvieron para facilitar que el expresidente del Gobierno Mariano Rajoy revalidara su cargo. Un gesto que, según fuentes del PP, tienen el deber de devolver.
Y luego está el sentido de Estado. Aquellos populares que apoyan que su partido facilite la investidura de Sánchez no lo quieren hacer por afinidad ideológica. Sino para evitar que las formaciones con menos votos resulten determinantes en la acción de Gobierno. Especialmente los independentistas catalanes y los nacionalistas vascos. Así lo aseguran las fuentes críticas del PP.
Las presiones internas se ven en el discurso de Casado. En un principio era tan contundente como el de Rivera, pero con el paso del tiempo se ha moderado. Sin ir más lejos, el pasado martes, el líder del PP se ha ofrecido a mediar entre Coalición Canaria y el PSOE para facilitar la investidura de Sánchez. A cambio, Casado le exige al PSOE que no se eche en manos de Bildu en Navarra para investir a la socialista María Chivite. Algo que le valdría también la abstención de UPN. «Si rechaza esta opción, porque la suma da, es que quiere otro Frankenstein o repetir elecciones«, ha sostenido Casado.
Pero hay caras visibles del PP que son abiertamente partidarias de la abstención. Entre ellas, la de la candidata popular a la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Pese a que el secretario general del PP, Teodoro García Egea, no tardó en desacreditar a la madrileña, Ayuso sostuvo que había que abstenerse para evitar que Sánchez se haga presidente con el «apoyo de los independentistas y del entorno político de ETA».
Otro de los nombres que consideran que el PP le debe al PSOE una investidura es el de la expresidenta de la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre. Y en su misma línea, el exministro de Justicia Rafael Catalá. Que aunque no dejaría barato su apoyo, cree que el PP debe negociar.
Unos se respaldan en que se lo deben. Otros en que hay que evitar que los independentistas puedan reclamar al Gobierno. Hasta Mariano Rajoy se ha manifestado partidario de una abstención. Pero no de la del PP, sino de la de Ciudadanos. El expresidente del Gobierno entiende que la formación de Albert Rivera se debe abstener para evitar que los independentistas condicionen el próximo Gobierno. La razón: que ya habían pactado con el PSOE en el pasado.
LA INVESTIDURA EN EL AIRE
La presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet, confirmó lo que era un secreto a voces: Sánchez se presentará a la investidura el próximo 22 de julio; pero sin los apoyos necesarios. Su socio preferente, así reconocido tanto por el núcleo duro del PSOE como por sus barones, es Unidas Podemos. Pero las negociaciones han llegado a un punto muerto. Y no parece que se vayan a desatascar en las próximas semanas.
Iglesias se aferra con fuerza a los ministerios. O se sienta en el Consejo de Ministros o votará «no» en la investidura de Sánchez. Así lo aseguró el secretario general de la formación morada. Pero Sánchez considera que Podemos no tiene otra alternativa que apoyarles. Se han reunido (al menos) cuatro veces. Y el presidente del Gobierno aseguró en su último encuentro que Iglesias no había variado «su posición manteniendo su exigencia de un Gobierno de coalición».
Por ello, para aumentar la presión, Sánchez ha convocado la sesión de investidura para finales de julio. No solo confía en que Unidas Podemos cambie de parecer y acerquen posturas (solo de programa). Sino que mantiene abierta la posibilidad de que el PP, ya sea por evitar el apoyo de los independentistas o porque «se lo deben», se abstenga.
«Sánchez está explorando otras vías», ha asegurado este martes el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig. Pero esas vías pasan por Podemos, el PP o los independentistas. La posición de Ciudadanos, sin embargo, parece más clara. Pese a haber pactado con el PSOE en el pasado y de haberse definido como un «partido de izquierdas», Rivera se ha negado incluso a volver a reunirse con Sánchez para «no perder el tiempo».