El expresidente colombiano Álvaro Uribe se encuentra en España, donde ha recibido el Premio Internacional «Valores», de la Fundación Marqués de la Oliva, en la segunda edición de los premios Merca2. El expresidente del Gobierno, José María Aznar, fue el encargado de entregarle el galardón.
Uribe se muestra dolido con el reconocimiento que la comunidad internacional y España hizo de los acuerdos de paz del anterior presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, con la guerrilla de las FARC. En la entrevista se muestra muy crítico con lo que considera «impunidad» para «delitos atroces». Además, Uribe cree que los militares venezolanos deben realizar «una acción de fuerza» para desbancar del poder a Maduro y se muestra muy crítico con el papel de intermediario jugado por el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero.
—Han sido muy sonadas sus declaraciones de ayer sobre Venezuela, en las que dijo que había llegado el momento de actuar con fuerza. ¿Por qué defiende que los militares deben hacer algo?
—Es tarde. Nadie ha pedido que haya intervención militar extranjera. Pero ante la crisis humanitaria, ante la destrucción del Estado de Derecho, ante ese éxodo de venezolanos hacia el extranjero, hay que remover la causa de esa crisis humanitaria que es la tiranía de Maduro. Y quien tiene que removerlo son las Fuerzas Armadas.
Además, hay un mandato de legalidad. Las resoluciones de Naciones Unidas obligan a los países a remover las causas de las crisis humanitarias. Y esa tiranía es la causa de la crisis humanitaria. Pero además, una acción de fuerza para remover a Maduro de las Fuerzas Armadas de Venezuela no es para un golpe militar.
—¿No lo es?
—El golpe de Estado ya se dio en Venezuela. Lo dieron contra el Estado de Derecho. Esa acción de fuerza es para recuperar el Estado de Derecho. Para apoyar al presidente constitucional Juan Guaidó a fin de que él pueda tener el poder eficaz y con ese poder eficaz convocar a elecciones transparentes y que en Venezuela renazca el sol de la democracia.
—Si se concretara la hipótesis de una intervención militar estadounidense ¿usted se opondría?
—Nadie está hablando de eso. He sido muy claro en decir que el tema no es intervención extranjera, sino que las mismas Fuerzas Armadas de Venezuela remuevan la causa de la crisis humanitaria.
«Una acción de fuerza para remover a Maduro de las Fuerzas Armadas de Venezuela no es para un golpe militar»
—¿Qué le parece el papel que ha jugado España sobre el reconocimiento de Guaidó?
—Está bien, como lo han hecho muchos países democráticos en el mundo.
—¿Cree que ha tardado?
—El tema ese no es de discusión.
—¿Qué papel cree que debería jugar España respecto a Venezuela?
—Yo creo que la comunidad democrática internacional debe buscar la manera eficaz de que el presidente reconocido Juan Guaidó pueda cumplir su tarea de convocar a unas elecciones libres que él presida, que lo hará con toda la transparencia. Y para eso hay un camino, que se llama las Fuerzas Armadas de Venezuela.
Que le quiten el respaldo a Maduro, que recuperen su legitimidad. Porque a las Fuerzas Armadas de Venezuela el Gobierno de Maduro los ha tenido involucrados en corrupción. Y eso le hace mucho daño a la legitimidad de las Fuerzas Armadas de Venezuela.
Recuperen la legitimidad, que le quiten el respaldo a Maduro, que le den el apoyo a Juan Guaidó y que Venezuela pueda recuperar la vida democrática. Debemos recordar lo siguiente: cuando empezó la tiranía chavista, América Latina tenía un 40% de pobreza, hoy 27%. Venezuela tenía el 20% de pobreza, hoy 86%.
—¿Qué opina de la intermediación del expresidente Zapatero?
—A nadie voy a juzgar y menos al presidente Rodríguez Zapatero, pero a mí me parece que el diálogo ha sido un error. Porque lo único que ha hecho es afianzar la tiranía. La tiranía ha aceptado el diálogo, no porque crea que hay una posibilidad de un acuerdo con la oposición, sino porque cuenta que en el diálogo se afianza, distrae la atención, engaña a la oposición.
Es lo que ha ocurrido. Y eso es lo que ha conocido muchas veces la historia de la Humanidad. Chávez aprendió eso de Castro. Castro lo aprendió de Marx. Marx lo aprendió de Maquiavelo, y ellos interpretan que ese diálogo es una oportunidad para fortalecerse, no una oportunidad para hacer reformas de fondo.
—Usted se ha mostrado contrario a los acuerdos de paz con la guerrilla de las FARC, pero usted como presidente también tuvo que manejar el problema. ¿Qué hay que hacer cuando un problema es tan importante? ¿Hay que sentarse a negociar o no?
—Nadie se opone al diálogo, todo el mundo quiere la paz. Pero lo que hubo en Colombia es muy grave. Porque allí le dieron total inmunidad al grupo terrorista FARC. Ni un día de cárcel por delitos atroces. Además, les regalaron escaños parlamentarios y permite que ejerzan esos escaños aun sin cumplir con las sanciones irrisorias que debían tener como son la restricción de movilidad y de vivienda durante unos años.
El Gobierno del presidente Duque ha heredado 209.000 hectáreas de droga. El grupo FARC tiene hoy, que se llaman disidentes, según la ONU, tres mil personas en armas. Según la anterior Fiscalía, todavía más. Por no hablar de los otros grupos criminales que han crecido en Colombia y que los heredó el presidente Duque.
«Nadie se opone al diálogo, todo el mundo quiere la paz. Pero lo que hubo en Colombia es muy grave. Porque allí le dieron total inmunidad al grupo terrorista FARC»
En 2012 Colombia había bajado los cultivos ilícitos a 42.000 hectáreas. Ese año se anunció en La Habana, que para la FARC, lo anunció el Gobierno de Colombia, que para las FARC, el narcotráfico sería delito no extraditable, además sin cárcel, con elegibilidad política, que se suspendía la fumigación de la droga, que la erradicación sería voluntaria, a criterio de las comunidades. Y hemos pasado de 42.000 hectáreas a más de 200.000.
Por fortuna el trabajo del presidente Duque en estos primeros diez meses ha logrado que no siga creciendo la droga en Colombia. El Gobierno nuestro, yo creo que avanzó bastante en seguridad, en inversión en política social. El país no quedó convertido en una maravilla, pero se avanzó. No reformamos la Constitución. Ahora subieron todo a la Constitución a pesar de que habían prometido no hacerlo.
Y a la FARC la protegen, no solo por delitos anteriores, sino también por delitos posteriores. El Gobierno anterior dijo que no subiría los acuerdos a la Constitución: los subió. Que no regalaría escaños, los regaló. Que habría cárcel para los responsables de delitos atroces: no hubo.
En el Gobierno nuestro desmovilizamos 35.000 paramilitares, 18.000 guerrilleros, sin reformar la Constitución, sin costes institucionales. Los responsables de delitos atroces fueron a la cárcel entre cinco y ocho años y no hubo elegibilidad política para ellos.
—O sea, que se puede negociar, pero hay que tener un buen acuerdo.
—Por supuesto.
—Ha dicho usted que no le parece mal que Otegi sea entrevistado en televisión.
—Yo he discutido con periodistas, pero nunca ha pasado por mi mente censurar. Exponer mis tesis opuestas, sí, con toda claridad, pero nunca he dicho: saquen a este periodista de este medio, corrijan este editorial, saquen esta noticia así o asá…
—Usted ha sido reelegido presidente de Colombia. ¿Se plantea volver a presentarse alguna vez?
—Nunca. Yo creo que es mucho más importante hacer lo que estoy haciendo, que es promover nuevos liderazgos, como promovimos el liderazgo del presidente Duque, en cuyo Gobierno tenemos confianza.
—¿Qué le parece lo mejor y lo mejorable de la relación de España con Colombia?
—Yo nunca he estado de acuerdo que la comunidad internacional, la Unión Europea, el Gobierno de España, apoyaran esos acuerdos de impunidad de la anterior administración con el grupo terrorista FARC. Dejo esa reflexión: mientras aquí en España llevaron a ETA a la cárcel, allá, ni un día de cárcel para FARC.
Inclusive España, que es un país que en Occidente se destaca por facilitarle la elegibilidad política a quienes han sido condenados, en el caso de Otegi, en España definió el Tribunal Supremo que no podía ser elegido a pesar de haber salido de la cárcel, si no a partir de que cumpliera con sanción accesoria con el periodo de libertad provisional.
«Mientras aquí en España llevaron a ETA a la cárcel, allá, ni un día de cárcel para FARC»
Colombia llegó al extremo de, primero no los llevó a la cárcel, aún por violaciones de niños, ni por violaciones de niños los lleva a la cárcel. Segundo: le regala escaños. Tercero: les permite ejercerles esos escaños incluso sin que tengan una pena irrisoria como una restricción durante unos años de libertad de movilidad o de residencia. Entonces, a mí me parece que… parto del principio de que la total impunidad genera más violencia.
Entonces, a mi me parece que este año para Colombia es muy triste que lo hubiera apoyado la Unión Europea, la comunidad internacional, España. Y agrego otro punto: el Gobierno anterior hizo todo el esfuerzo, violando las normas, para legitimar ese acuerdo con el pueblo colombiano. Convocaron a un plebiscito, cambiaron el umbral, lo bajaron del 50 al 13%, lo perdieron y lo desconocieron. En América Latina hay tres casos semejantes. Hugo Chávez perdió un referéndum, lo desconoció e introdujo todo lo que el pueblo venezolano negó en el referéndum. Evo Morales se hace reelegir, a pesar de que perdió un referéndum que prohibió la reelección.