No lo tiene fácil Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno en funciones continúa con su ronda de negociaciones para lograr su investidura, pero no le salen las cuentas. Podemos sigue sin dar su visto bueno a las proposiciones de los socialistas, mientras que UPN y Coalición Canaria parecen estar en las antípodas de una posible abstención. Las miradas están puestas ahora en ERC y EH Bildu.
El Ejecutivo quiere tener cerrada la nueva legislatura en la fecha marcada previamente, en la primera quincena de julio, tras asentar las administraciones locales y autonómicas. Según el ministro de Fomento en funciones, José Luis Ábalos, “España no puede esperar” y por ello, están dispuestos a presentarse a una sesión de investidura sin tener asegurados los apoyos necesarios.
Tras la suspensión de los presos políticos (Oriol Junqueras, Jordi Sànchez, Josep Rull y Jordi Turull) la representación del Congreso no se vio alterada. Los 350 diputados se quedarían en 346, una cifra que cambia en la práctica las mayorías absolutas en el parlamento, si no hubiesen adquirido esta condición. Esta situación es diferente de la de suspensión de sus funciones, según los letrados de la Cámara Baja.
LAS RELACIONES CON PODEMOS
Unidas Podemos, con 42 escaños, se convierte en la primera opción para Sánchez. La formación lo tiene claro: quiere sentarse a toda costa en la Mesa del Consejo de Ministros. Ya han mantenido varias reuniones con el presidente del Gobierno y en todas ellas su principal objetivo es conseguir dirigir algunos de los nuevos ministerios. La formación morada cree que en proporción le corresponde un tercio o un cuarto de las carteras.
De momento, el PSOE sigue negándose a esta alternativa. Según el propio Ábalos, su objetivo es hacer un “gobierno autónomo” que les permita mantener contacto con el resto de formaciones y creen que si Podemos forma parte del Consejo de Ministros algunos partidos contrarios a sus ideales podrían evitar sostener esas relaciones.
En lugar de Ministerios, los socialistas le han ofrecido a Podemos cargos con responsabilidades políticas y administrativas relevantes dentro de la “Administración General del Estado”. Así lo anunciaba el miércoles la todavía vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, quien también pidió a Iglesias que diera cuanto antes respuesta a esta oferta para seguir con las negociaciones.
A pesar de esta negativa de Sánchez, el líder de Unidas Podemos se sigue mostrando optimista y cree que el presidente “no va a decepcionar a quien quiere verlos gobernar juntos”. Iglesias se respalda para exigir un gobierno de coalición en los resultados del CIS, en los que una amplia mayoría prefería que el PSOE gobernara con su formación antes que con Ciudadanos u otros partidos.
LAS ABSTENCIONES DE COALICIÓN CANARIAS Y UPN, EN EL AIRE
Los cambios y sorpresas en las alianzas autonómicas y locales también han repercutido de lleno en los acuerdos del Ejecutivo nacional. El gobierno de Navarra está en el aire, mientras que en Canarias hay acuerdo para desbancar a Coalición Canaria. El PSOE es una pieza clave en ambos territorios. Estas decisiones marcarán definitivamente lo que ocurra en el Congreso.
En Navarra, UPN había expresado su intención de abstenerse en la sesión de investidura de Pedro Sánchez si los socialistas navarros favorecían un gobierno de Navarra Suma (la unión de PP, Cs y UPN en la región).
Sin embargo, este ofrecimiento está congelado después de que el PSN haya propiciado que el partido independentista Geroa Bai presida la Mesa del Parlamento y entre a la misma EH Bildu. Con esta jugada queda claro que el PSOE no está dispuesto a perder el mandato en Navarra e intentará alzar a María Chivite como presidenta.
Una situación parecida a la de Navarra es la que se vive en Canarias. Coalición Canarias, que ya apoyó el nombramiento de Meritxell Batet como presidenta del Congreso, podría votar “no” a Sánchez. El PSOE ha cerrado un acuerdo con Podemos, Nueva Canarias y la Agrupación Socialista Gomera (ASG) para gobernar la comunidad.
Con esta decisión, los socialistas volverían a dirigir las islas después de 26 años de mandato de Coalición Canarias. El expolio del PSOE a CC comenzó el pasado sábado, durante las investiduras locales, cuando los socialistas consiguieron la alcaldía de Tenerife después de 40 años de hegemonía de CC. Ante estos acontecimientos es probable que el partido canario no apoye la investidura.
ERC Y EH BILDU ENTRAN EN JUEGO
Sin el apoyo de UPN y CC, las cuentas no le salen al presidente del Gobierno. Necesita 176 escaños, pero de momento (y contando con UP) contaría con los siguientes apoyos: PSOE (123), Unidas Podemos (42), PNV (6), Compromís (1) y PRC (1). Estos serían los mismos partidos que dieron su voto a Batet, exceptuando los 2 de Coalición Canarias, que ahora es improbable que lo haga.
En total serían 173. Los socialistas se quedarían a tres votos de la mayoría. Es aquí donde entran en juego ERC y EH Bildu. El partido independentista catalán ya ha dicho en más de una ocasión que no piensan bloquear el mandato, pero desde el PSOE recelan de su afirmación. Y más después de haber pactado en Barcelona para dejar fuera a Ernest Maragall.
La abstención de los quince diputados de ERC no es la primera opción de Sánchez. Y más teniendo en cuenta que la formación secesionista votó en contra de los pasados presupuestos, dando lugar a la convocatoria de elecciones. Tampoco es del agrado de los socialistas depender de los cuatro escaños de EH Bildu, por lo que intentarán buscar otra salida que tras los pactos en Canarias y Navarra parece más compleja.
LA RESPONSABILIDAD POLÍTICA DE PP Y CIUDADANOS
Las otras dos posibilidades para que Sánchez fuera investido presidente serían que el PP y/o Ciudadanos propiciaran una abstención. Así evitarían ir a unas segundas elecciones, en las que el futuro de ambas formaciones no está claro, y también eludirían que el Gobierno dependiera de los independentistas.
No obstante, ninguno de los dos dan su brazo a torcer. El PP ya ha expresado su negativa a facilitar un gobierno de Sánchez y Ciudadanos sigue manteniendo el cordón sanitario que ya anunció antes del 28-A, incluso después de haber pactado con el PSOE en algunas ciudades. Sin embargo, hay voces dentro de ambos partidos que no piensan lo mismo.
En el Partido Popular, la candidata a la presidencia de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, fue la primera en romper el hielo a favor del PSOE. Para ella, es preferible abstenerse que permitir de nuevo los apoyos de “independentistas y el entorno político de ETA”. El PP no tardó en deslegitimar las palabras de Díaz Ayuso.
La aspirante a la presidenta madrileña no ha sido la única en pedir el respaldo del PP. La líder popular en Asturias, Mercedes Fernández, afirmó que “la abstención había que explorarla”. Tampoco ve mal esta salida Esperanza Aguirre, quien además recordó que el PSOE hizo lo mismo en la anterior legislatura popular.
Fuera del PP también hay voces que ven con buenos ojos esta posibilidad. El número uno de Madrid por Vox, Javier Ortega Smith, sostiene que su partido no criticaría una abstención popular. Tras el resultado electoral, la CEOE fue una de las primeras organizaciones en pedir que o PP o Cs facilitarán un Gobierno en el que no hiciera falta Podemos.
El PSOE ha pedido abiertamente a ambos partidos que no le den la espalda, especialmente ha insistido a Ciudadanos. Pedro Sánchez le mandó un mensaje durante la noche electoral, donde pidió que se le levantara el veto que Rivera les había puesto. La última voz que se ha sumado a esta reivindicación ha sido la del expresidente Mariano Rajoy, quien ha reconocido que “lo mejor” para la estabilidad de España es que PSOE y Cs llegaran a un acuerdo.