De la euforia a la frustración: las caras en el centro-derecha navarro han mutado en tan solo cinco días. El pasado sábado Navarra Suma, coalición liderada y tutelada por UPN, recuperaba varios ayuntamientos donde existe una mayoría de concejales del centro-izquierda gracias al veto del PSN a EH Bildu: Pamplona, Estella, Barañáin, Burlada o Valle de Egüés.
La socialista Maite Esporrín tenía que salir por una puerta lateral del consistorio pamplonés entre gritos de «traidora». Ni la colección de portadas de la prensa madrileña sobre Navarra, eterna cuestión de Estado, hacía olvidar entre las bases del PSN que en hasta tres ocasiones gobernó UPN gracias a las decisiones de Ferraz.
Pero ayer los ánimos se aplacaron entre las bases socialistas tras una mañana frenética en la que el pacto PSN-PNV puso los cimientos para que María Chivite sea la próxima presidenta de Navarra y para que Pedro Sánchez consiga los apoyos en su sesión de investidura del PNV.
Los jeltzales consiguieron ayer la presidencia del Parlamento foral gracias a los socialistas, que en Euskadi los apuntalan en el Gobierno autonómico, en las tres diputaciones y en la mayoría de ayuntamientos.
Unai Hualde, presidente del PNV en Navarra, tenía una cara larga a las 11:52, cuando se marchaba a negociar después de que el candidato de UPN hubiese sido el más apoyado en la primera votación por la decisión del PSN de presentar a su propia candidata.
Pero media hora después, 12:23, Hualde respiraba aliviado: los votos de su coalición, Geroa Bai (integrada por el PNV e independientes); del PSN; de EH Bildu; de Podemos y de Izquierda-Ezkerra alcanzaban los treinta votos, diez más que los que lograba Iñaki Iriarte, de Navarra Suma.
EL PNV SALVA LA ENTRADA DE EH BILDU SIN EL APOYO EXPLÍCITO DEL PSN
Inma Jurío, del PSN, era designada vicepresidenta primera y Yolanda Ibáñez, de UPN, vicepresidenta segunda de la Cámara foral. Finalmente Maiorga Ramírez, de EH Bildu, alcanzaba un puesto en la secretaría de la mesa sin que el PSN le diese apoyo explícito.
Es evidente que los socialistas tensaron la cuerda durante días para hacer ver que impedirían el acceso de EH Bildu a la mesa del Parlamento, pero finalmente ambas formaciones votaron a Hualde y el PSN no tuvo necesidad de apoyar a Ramírez.
ENFADO EN EL GALLINERO
Inés Arrimadas visitó ayer Navarra. Los líderes de Ciudadanos solo miran al norte cuando advierten que puede levantarse polémica, y ayer era un día señalado. La portavoz naranja afirmó, sin haberse repasado la historia reciente, que «el PSN siempre que puede les entrega las instituciones a los independentistas».
La antigua líder de Ciudadanos en Cataluña explicó que, según ella, «esto huele a que hay un acuerdo para el Gobierno. El responsable último de lo que ha pasado aquí es Pedro Sánchez«. Ana Beltrán, única líder regional del PP que no está en el Parlamento autonómico de turno, afirmó que lo de ayer fue la visualización de «la traición del PSN a Navarra y a España».
Javier Esparza, líder de Navarra Suma, denunció el posible teatrillo del PSN y el PNV: «Hemos visto un paripé perfectamente orquestado desde hace días. Desgraciadamente hay un acuerdo entre el PSN y EH Bildu».
Según el líder regionalista, «el PSN ha cedido al chantaje y hay que ver si van a pasar la línea de pactar un gobierno con Bildu. Esto marca un antes y un después, es inmoral que el PSN pretenda liderar esta comunidad con los amigos de los asesinos, que nos lo expliquen a los ciudadanos, también Pedro Sánchez«.
TRANQUILIDAD EN LAS FILAS DEL PSN
Ramón Alzórriz, secretario de Organización del PSN, fue ayer el gran protagonista de las negociaciones con Geroa Bai y se felicitó por el acuerdo ‘in extremis’: «Hemos abierto un nuevo tiempo para el futuro de Navarra. El objetivo sigue siendo conformar un gobierno progresista y plural para Navarra. Plantearemos un acuerdo programático a 23 para mejorar las condiciones de vida de los navarros».
El número dos de los socialistas navarro explicó que siguen fieles a sus palabras, «dijimos que no íbamos a dar nuestro voto a Navarra Suma y que no negociaríamos con EH Bildu, y es lo que hemos hecho hoy». En Ferraz no hay demasiada preocupación porque el PNV es su socio natural y EH Bildu parece dispuesto a no darle razones a la derecha mediática.
LA LETRA PEQUEÑA DEL ACUERDO
En las filas del PNV se congraciaron ayer por el acuerdo de última hora que implica que presidirán el Parlamento y que EH Bildu no se quedará fuera de la mesa. Con este pacto María Chivite, líder del PSN, se acerca a conseguir la presidencia con 23 apoyos.
Con esta cifra superarían a los 20 de Navarra Suma, cuyo líder podría estudiar su continuidad si sigue en la oposición, pero es evidente que la legislatura quedaría en manos de Euskal Herria Bildu, que haría valer sus siete diputados.
La coalición abertzale en Navarra no está dispuesta a regalarle nada al PSN después de que los socialistas permitiesen el regreso de UPN a multitud de ayuntamientos en minoría. Pero desde Bildu apuestan por no permitir el regreso del centro-derecha al poder para que no desmantele las numerosas leyes sociales y lingüísticas que se pusieron en pie durante la última legislatura.