Koldo Mediavilla, responsable institucional del EBB del PNV, ha criticado la postura de Sánchez en Navarra. «Hacen gestos para atraer la complicidad del presidente de Ciudadanos«, ha señalado. El partido navarro considera que el presidente del gobierno en funciones ha tendido la mano a la derecha en Navarra sólo para facilitar su investidura con una abstención de la formación naranja.
En una entrada en su blog, recogida por Europa Press, Mediavilla destaca que «la evidencia demuestra que en el Estado no termina de cuajar la percepción de que los tiempos han cambiado y que la responsabilidad compartida a la hora de acometer labores de gobierno es mucho mejor que el cálculo puntual de ‘tanto necesito, tanto pago’.
A su juicio, «los primeros indicios de la nueva legislatura en el Estado no auguran nada nuevo en esa tesis» porque «Sánchez y sus seguidores de Ferraz parecen haber asumido que cualquier suma de escaños o abstenciones les es buena para resultar investidos».
«En ese paradigma de proteger el propio ombligo, hacen gestos para atraer la complicidad de Rivera y los suyos o para que el navarrismo montaraz intercambie cromos a cambio de recuperar mando en la reinstauración de un régimen que en el viejo reino creíamos acabado», añade.
El dirigente jeltzale cree que los socialistas «parecen más interesados en el Gobierno que en gobernar, olvidándose de que los problemas estructurales que afectan a España siguen ahí, a la espera de que un compromiso compartido con visión de Estado, les haga frente con dedicación, arrojo y eficacia.
Koldo Mediavilla subraya «la gran diferencia que existe entre Euskadi y el Estado». Tras recordar que en el ámbito estatal el PSOE obtuvo un respaldo del 28% de la ciudadanía en los comicios generales, mientras en la Comunidad Autónoma Vasca el PNV fue apoyado por el 38% de los electores en las locales y forales, recuerda que Sánchez «se cuestiona gobernar en solitario, con acuerdos puntuales con otras formaciones, pero desde un ejecutivo monocolor con aportaciones «independientes».
Sin embargo, apunta que en Euskadi, «por el contrario, el PNV habla abiertamente de pactos de coalición, de ejecutivos compartidos, de cultura política diferente. De esta forma, contrapone «la sensibilidad plural y colaborativa» de su partido y la «concentración de poder y el ensimismamiento» del PSOE.
EL MAPA VASCO
Mediavilla recuerda que en la Comunidad Autónoma Vasca, «salvo en el infausto tiempo de la Ley de Partidos, no ha habido una política pactada de aislamiento». «La existencia de la violencia condicionó notablemente durante años las relaciones entre partidos, pero, en la medida que la desaparición de ETA comienza a pasar calendarios, la tan deseada normalización se acrecienta, hasta el punto de que estamos próximos a ver posibles colaboraciones entre quienes hasta hace bien poco tiempo eran adversarios irreconciliables», manifiesta.
El representante del PNV señala que, en el horizonte del próximo 15 de junio, fecha en la que deberán constituirse los nuevos ayuntamientos, habrá en Euskadi «un amplio abanico de consistorios con capacidad plena de gestión, con mayorías holgadas de uno y otro signo que garantizarán cuatro años de horizonte propiciatorio para que la sociedad vasca siga avanzando adecuadamente». «Esperemos que ese mutualismo político siga fructificando entre nosotros. Será un signo evidente de madurez y convivencia», asevera.
MAPA VASCO
Koldo Mediavilla asegura que, «en el mapa vasco, la representación institucional resultante del veredicto democrático, deja como consecuencia que un gran número de instituciones locales podrían gozar de una sólida estabilidad, bien porque el electorado primó a las formaciones políticas con notables mayorías –de un signo u otro (PNV o EH Bildu)– o porque la confluencia de dos formaciones permitiría efectos análogos».
«Eso significa que una gran parte de los ayuntamientos vascos podrán disponer de un marco de estabilidad y de certidumbre envidiable para desarrollar las políticas públicas que sus gestores consideren oportunas. Eso es sumamente positivo para el país y para el conjunto de la sociedad vasca», asevera.
A su entender, «los acuerdos entre diferentes son, por lo general, buenos para todos y, sumar desde el respeto al competidor, debe ser tenido como un valor democrático de primer nivel en nuestra acción política; cosa diferente es buscar el pacto o la alianza como elemento de depredación o simplemente de restar fortaleza al adversario».
«Acordar como castigo a otra formación puede alimentar las vanidades propias o las pretensiones de revancha, pero poco o nada aportará a la expectativa de la ciudadanía. Eso no quiere decir que la configuración de alianzas de mayorías que superen a primeras fuerzas minoritarias no goce de legitimidad democrática», concluye.