El Sociómetro del Gobierno vasco pronostica la debacle de Podemos para las generales del 28 de abril. Este sería el primer disgusto electoral para Pablo Iglesias en Euskadi, comunidad en la que ganó por dos veces en las generales y consiguió ser la tercera fuerza autonómica por delante del histórico PSE-EE.
Euskadi es una de las escasas autonomías con fuerte implantación nacionalista en la que los morados no habían tenido disgustos de relevancia ni grietas demasiado profundas para la dirección central (recuerden los casos en Cataluña, Comunidad Valenciana, Navarra y Galicia).
La fama de «inconsistentes» que persigue a los morados en Euskadi les haría desplomarse casi once puntos: del 29,1% de 2016 al 18,3% de 2019, pasando de seis a tres escaños. Su desgaste dispararía a tres rivales políticos: el PNV volvería a ganar ocho años después unas generales, pasando de cinco a seis diputados.
El PSE crecería más de seis puntos, pasando de tres a cuatro escaños. EH Bildu también ganaría uno, alcanzando cuatro. Y el PP salvaría por la mínima sus dos escaños por el leve crecimiento de Ciudadanos y Vox, lejos de conseguir representantes.
REGRESA EL PRIMER LÍDER DE PODEMOS EN EUSKADI
Roberto Uriarte será el cabeza de lista de los morados en Vizcaya. El primer secretario de Elkarrekin Podemos regresa a la primera línea de fuego política tres años y medio después de dimitir por sus desacuerdos con Madrid por las listas estatales de 2015.
Le relevó en el cargo una errejonista, Nagua Alba, y a finales de 2017 alcanzó el liderazgo otro afín al exnúmero dos de Podemos, Lander Martínez, que ganó por cinco puntos a una candidata pablista, María Valiente.
El regreso de Uriarte ha provocado el enfado de Martínez, que plantó batalla con una lista alternativa que no logró sus propósitos. Su fichaje ha agrietado las diferencias entre Elkarrekin Podemos y la dirección estatal.
El gran damnificado de su vuelta es el hasta ahora número uno por Vizcaya, David Carracedo, uno de los diputados de Podemos en el Congreso más valorados a nivel interno por su trabajo en defensa de los bebés robados durante el franquismo y la democracia, que volverá al activismo tras ser incluido en la lista madrileña sin demasiadas posibilidades de ser escogido.
FALLOS, DIMISIONES Y CAOS
Elkarrekin Podemos protagonizó el mes pasado un nuevo error en el Parlamento vasco que aumentó la citada fama que le persigue. La tramitación de la comisión de Derechos Humanos de la reforma de la ley de reparación de las víctimas de la violencia policial salió adelante sin uno de sus textos porque los morados erraron en la votación y se situaron junto a la oposición al Gobierno PNV-PSE.
Esta ley fue aprobada en 2016 y recurrida al Constitucional por el Gobierno central del PP. Un acuerdo de jeltzales, socialistas y morados tras un pacto con el Ejecutivo de Pedro Sánchez tenía dos cláusulas: el Gobierno central retiraba el recurso a cambio de que el Parlamento vasco asegurase algunas cautelas para proteger a las víctimas sin suplantar la función jurisdiccional.
Este fallo se une a otros errores que pudieron posibilitar la salida de su candidata autonómica en 2016, Pilar Zabala, que pasó sin pena ni gloria por el Parlamento y admitió que sus compañeros se enteraron de su renuncia «por la prensa», síntoma del divorcio entre la federación autonómica y la hermana de Joxi Zabala, asesinado por los GAL.
¿ADELANTO ELECTORAL?
Las votaciones al alimón de EH Bildu, Podemos y PP, que suman 38 diputados, contra varias medidas del Gobierno PNV-PSE, con 37 diputados, ha provocado que Íñigo Urkullu haya barajado un adelanto electoral aprovechando las excelentes previsiones electorales de su partido.
Lander Martínez invitó al PNV a «cambiar de actitud, dialogar con la oposición y tratar de sacar un montón de proyectos legislativos que estuvieron sobre la mesa al principio de la legislatura y que, a día de hoy, están sin aprobar«.
Andeka Larrea, secretario de Comunicación de Elkarrekin Podemos, ha afeado al PSOE y al PNV por supuestamente acercarse a Ciudadanos antes de las generales. Los jeltzales afirmaban que no descartaban «ningún pacto».
«Está bien saber que el PNV estaría dispuesto a apoyar a un Gobierno, incluso con los enemigos del autogobierno vasco. Eso sí, después de gesticular mucho, como veremos antes, durante y después de la campaña», señaló Larrea.