El Ejecutivo de Pedro Sánchez mantiene a la vicepresidenta, Carmen Calvo, al frente de la llamada Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos de Inteligencia, pese a que la ministra de la Presidencia se quedó en junio sin el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) en detrimento de la titular de Defensa, Margarita Robles.
El propio CNI mantiene esta situación anómala en su propia página web dentro del apartado de ‘Competencias y coordinación’. Los servicios secretos que dirige Félix Sanz Roldán agrupan actividades que en otros países están separadas en dos o más servicios de inteligencia. Esto permite que la coordinación e intercambio de datos de inteligencia entre ámbitos complementarios sea «ágil y completa, a la vez que se optimizan los recursos».
Por ello, el CNI funciona bajo el principio de coordinación con otros servicios de información del Estado, de ahí la importancia de la citada Comisión Delegada para Asuntos de Inteligencia, que se creó a finales de diciembre de 2011 en el primer Consejo de Ministros del Gobierno de Mariano Rajoy.
Al quedar entonces el CNI bajo el paraguas de Soraya Sáenz de Santamaría, el Ejecutivo del PP determinó que la Comisión de Inteligencia fuese presidida por la vicepresidenta y que estuviera integrada también por los ministros de Exteriores, Defensa, Interior, Economía, el director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno y el director del CNI, «que actuará como secretario de la misma.
El actual Gobierno socialista no ha modificado la citada composición, por lo que varios analistas de seguridad han advertido a MONCLOA.COM que sacar al CNI del Ministerio de la Presidencia para llevarlo a Defensa fue una «decisión política que no responde a criterios ni operativos ni de otra naturaleza».
Es más, el Ejecutivo de Sánchez creó una comisión sobre Asuntos Migratorios el pasado mes de julio con Calvo al frente pero mantuvo las prerrogativas del resto, entre ellas la citada de Asuntos de Inteligencia, sin realizar modificaciones. Las comisiones delegadas son órganos colegiados del Gobierno, encargados de examinar las cuestiones que tengan relación con varios de los Ministerios que integren la comisión.
EL CNI, DENTRO DE DEFENSA
Además, el Consejo de Ministros aprobó a finales de noviembre un real decreto que desarrolló la estructura orgánica básica del Ministerio de Defensa para incorporar a su organigrama el Centro Nacional de Inteligencia (CNI).
El CNI pasó a formar parte del Ministerio de Defensa con el Gobierno de Sánchez después de que hubiera pertenecido al de Presidencia durante los mandatos de Mariano Rajoy en el Palacio de la Moncloa. Este reparto ya quedó plasmado en el decreto de estructura del Ejecutivo aprobado tras su toma de posesión, así que ese último real decreto se limitó a reproducirlo para incorporarlo en el organigrama del Ministerio.
Las citadas fuentes subrayan que este aparente lapsus de dejar a Calvo al frente de la comisión de Inteligencia, cuando no tiene ninguna atribución sobre el CNI, se debe a la precipitada decisión de llevar a Robles en Defensa y colocar a los servicios secretos de nuevo en el organigrama de este ministerio.
Robles creyó tener en la mano la cartera de Interior en los días previos al anuncio de Pedro Sánchez sobre su nuevo Gobierno y empezó a contactar a antiguos colaboradores suyos, como el exdirector general de la Policía Nacional, Ángel Olivares. Pero a unas horas de que Sánchez anunciase la composición del Ejecutivo, Robles se enteró que Justicia iba a recaer en la fiscal de la Audiencia Nacional Dolores Delgado.
Cualquier gobernante sabe que los titulares de Interior y Justicia tienen que ser uña y carne por la cantidad de asuntos en los que tienen que ir de la mano. Sin embargo, Robles se plantó ante Sánchez argumentando que no se sentía cómoda con Delgado en Justicia. Entre otras cuestiones, por la estrecha amistad entre esta última y el exmagistrado Baltasar Garzón, con quien Robles se enemistó en la década noventa a raíz del informe Veritas.
El presidente del Gobierno tuvo que cambiar su plan inicial sobre la marcha y terminó ofreciendo a Robles la cartera de Defensa con el aliciente de controlar el CNI, provocando la caída de Constantino Méndez –quien durante unas horas fue ministro ‘in pectore’ de Defensa-.
En ese movimiento rápido de piezas, Sánchez se decantó por Grande-Marlaska para Interior como contrapeso al poder de Delgado -y por extensión de Garzón- en Justicia. Grande-Marlaska nunca se ha llevado bien con el tándem Garzón-Delgado por la guerra de egos en la Audiencia y su complicada relación con ambos cuando Grande-Marlaska sustituyó a Garzón en 2006 de forma provisional al frente del Juzgado Central de Instrucción número 5, pero al menos la sangre nunca ha llegado al río como sí que ocurrió a raíz del ‘informe Veritas’ entre Robles y el exmagistrado inhabilitado.