Ciudadanos nació en Cataluña como reacción a la hegemonía política del nacionalismo y diez años después ha llegado a disputarle el poder en esta comunidad. Esa postura combativa, que le ha permitido aumentar su apoyo entre el electorado, es la misma que ha adoptado ahora en Baleares, convertida en el nuevo campo de batalla contra el nacionalismo.
Aunque en el archipiélago no hay un presidente independentista o nacionalista como ocurre Cataluña, el Gobierno de la socialista Francina Armengol está sustentado por Podemos y por los econacionalistas MÉS per Mallorca (MÉS) y MÉS per Menorca (MpM), de ideología soberanista y pancatalanista.
Según el líder de Ciudadanos en Baleares, Xavier Pericay, Armengol es “presa del nacionalismo pancatalanista” de sus socios, que está “colonizando todas las instituciones” autonómicas y condicionando la actuación y las políticas del Govern.
A pesar de contar con solo dos representantes en el fragmentado Parlamento balear, Ciudadanos hace una labor de oposición dura y constante contra el Ejecutivo balear en esta legislatura.
“La marea soberanista no parará, y el Gobierno de Francina Armengol, lejos de ejercer como dique de contención, parece decidido a abrir de par en par las compuertas para que el independentismo se expanda”, afirmaba hace un año Xavier Pericay, portavoz de Cs en el Parlamento balear.
Para Cs, un ejemplo de ese pancatanalismo es la cesión del Teatro Principal, por parte del Consell de Mallorca, para un acto de una entidad soberanista financiada por la Generalitat de Cataluña y el Govern balear, y la participación en ese acto de Carme Forcadell, expresidenta del Parlament de Cataluña encausada por su participación en el proceso independentista.
«AQUELARRE INDEPENDENTISTA» EN BALEARES
Además, ha denunciado que la Diada de Mallorca fue confundida con la Fiesta del Estendard con la complicidad del Ayuntamiento de Palma, de manera que acabó convertida en “un aquelarre independentista” donde el pregonero defendió el “derecho a decidir” de los pueblos.
También ha criticado duramente la reciente visita de Bel Busquets, vicepresidenta del Gobierno autonómico y coordinadora de MÉS per Mallorca, a Oriol Junqueras y Raül Romeva en la cárcel de Lledoners (Barcelona), donde se encuentran en prisión preventiva.
Pero los ámbitos en los que Ciudadanos muestra una actitud más combativa en Baleares son los de la educación y la lengua. Con el fin de denunciar casos de “adoctrinamiento y manipulación ideológica” en centros escolares de esta comunidad, Cs encargó un informe y lo entregó al Defensor del Pueblo en 2017.
Los hechos relatados, dice el informe, “obedecen a una acción concertada de funcionarios, en unos casos, y a un hábito de adoctrinamiento político interiorizado por muchos docentes, en otros”, y “suponen la vulneración, de forma reiterada, de la neutralidad ideologica” exigida a los profesores.
El diputado Pericay, que además es el responsable de Educación en la Ejecutiva nacional de Ciudadanos, llegó a reclamar la retirada del libro de Lengua Catalana y Literatura más usado en Baleares para la enseñanza de esta lengua.
Según Cs, ese libro presenta un “enfoque absolutamente ideologizado, lleno de falsedades y manipulaciones” con el objetivo de hacer creer a los alumnos que existió “un proyecto de Cataluña anterior incuso a su existencia que remite a los llamados Països Catalans, en los que se incluye a Baleares».
Pero el Gobierno de Armengol y sus socios niegan que exista adoctrinamiento catalanista en las aulas de Baleares. La presidenta, que sostiene que las denuncias de Cs se refieren a “casos aislados”, acusa a este partido de utilizar la educación para “alimentar la confrontación”.
Ciudadanos también ha reclamado el fin del sistema de inmersión lingüística en catalán en las escuelas de Baleares, además de en Cataluña y la Comunidad Valenciana, y ha acusado al Govern de promover el “adoctrinamiento identitario nacionalista” a través de un programa de intercambio de alumnos de esas tres comunidades.
“A este paso, si nadie lo remedia, Baleares va a convertirse en una comunidad caracterizada por sus delirios identitarios, a la que nadie querrá acudir a trabajar”
Igualmente crítico se ha mostrado con aquellas medidas que ve como un intento de favorecer el uso del catalán frente al castellano, como las ayudas a los comercios para la rotulación en catalán o la exigencia de un nivel B2 de catalán a quienes quieran tocar en la Orquesta Sinfónica de Baleares.
Ciudadanos ha arremetido especialmente contra el decreto del Ejecutivo balear que obliga a los trabajadores de la sanidad pública a acreditar un nivel básico de catalán si quieren optar a traslados y a cobrar el complemento de carrera profesional.
De hecho, la formación naranja presentó en el Congreso una proposición de ley –que fue rechazada– para que el conocimiento de la lengua cooficial distinta del castellano solo pueda ser considerado como un mérito, nunca como un requisito para quienes pretenden acceder a un empleo público.
“A este paso, si nadie lo remedia, Baleares va a convertirse en una comunidad caracterizada por sus delirios identitarios, a la que nadie querrá acudir a trabajar” y de la que muchos “se irán para no tener que pasar por el aro del nacionalismo pancatalanista”, advirtió Pericay.
Para poner fin a esa deriva que observa en Baleares, el partido liderado por Albert Rivera aspira a obtener un buen resultado en las próximas elecciones autonómicas. De momento, ya hay alguna encuesta que apunta a que Cs podría pasar de los dos escaños de 2015 a diez en 2019, pero la clave será si sumando con el PP alcanza la mayoría absoluta o no.
De momento, los partidos firmantes de los ‘Acords pel canvi’ de 2015 han reafirmado su compromiso de renovar su alianza en la próxima legislatura para evitar que Baleares vuelva a estar gobernada por el PP.