Un hombre de confianza de Ricardo Blázquez, nuevo portavoz de la Conferencia Episcopal

Los obispos españoles han elegido a un hombre de confianza del presidente de la Conferencia Episcopal Española, Ricardo Blázquez, como portavoz de esta institución. La persona elegida ha sido Luis Argüello García, obispo auxiliar de Valladolid.

Ricardo Blázquez, arzobispo de la misma diócesis, ha tenido al nuevo portavoz como ayudante desde que, en abril de 2016, el papa Francisco nombrara a Argüello para asistir al primero en la ciudad castellana.

Con la elección de Luis Argüello, los obispos han tomado la opción de que el cargo sea ocupado por una persona bien coordinada con el presidente. Además de haber trabajado ya juntos, el hecho de que ambos se encuentren en la misma ciudad favorecerá la coordinación entre ambos.

El mandato de Ricardo Blázquez como presidente de la Conferencia Episcopal no finaliza hasta el año 2020. En cualquier caso, el portavoz es elegido por un periodo de cinco años, con lo que desempeñará este cargo tres años más allá de la finalización de la presidencia de Blázquez.

El puesto de portavoz conlleva también la secretaría general del episcopado. De esta manera, Argüello ocupa un cargo clave, ya que se trata de un puesto pensado para dar estabilidad al funcionamiento de la Conferencia Episcopal, más allá de la renovación del resto de su dirección con Blázquez a la cabeza.

No ha pasado desapercibido que los obispos hayan elegido a alguien que ha sido nombrado por el papa Francisco para su puesto de obispo auxiliar. De esta manera, los obispos habrían elegido para el puesto a una persona que se corresponde de alguna manera con las cualidades que pretende fomentar el pontífice.

El nuevo secretario general y portavoz va a tener que enfrentarse a varios retos relacionados con su puesto. La Iglesia católica española y el Gobierno mantienen en este momento unas relaciones que se han visto tensadas por varios desencuentros.

GOBIERNO Y VATICANO

El más reciente ha sido el ocurrido con la visita de la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, al secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin. En esta reunión, la vicepresidenta expuso la intención del Gobierno español de exhumar los restos del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos.

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La vicepresidenta Carmen Calvo, con Pietro Parolin. Foto: La Moncloa

Parolin confirmó que la Iglesia católica no pondría problemas a esta exhumación. Sin embargo, la vicepresidenta señaló al volver a España que el Vaticano se había comprometido a dar una solución al problemático entierro de los restos del dictador en la catedral de la Almudena de Madrid. En un gesto muy poco habitual, el Vaticano emitió un comunicado para contestar a la nota de prensa oficial del Gobierno. En ella señaló que Parolín no se había pronunciado sobre el lugar de la inhumación de Franco.

En esa misma reunión se concretaron otros asuntos espinosos en las relaciones entre el Gobierno y la Iglesia. Carmen Calvo informó a Parolin de las medidas del Gobierno español contra la pederastia, y también sobre las intenciones de cambiar el régimen fiscal de la Iglesia en España.

Con esta referencia recordó al cardenal el interés del Gobierno en que no gocen de exención del Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) las construcciones que no sean lugares de culto. Por último, también le trasladó las iniciativas para revisar las inscripciones en el registro de la propiedad de inmuebles a nombre de la Iglesia, conocidas técnicamente como inmatriculaciones.

Un síntoma de la tensión entre Gobierno e Iglesia es que el Ejecutivo llevó el asunto de la reforma del régimen fiscal de la Iglesia al Vaticano sin haberlo tratado con la Conferencia Episcopal previamente.

Argüello, por lo demás, toma el relevo del anterior portavoz del episcopado, José María Gil Tamayo, con el que los obispos intentaron transmitir una imagen más amable de la Iglesia de la ofrecida en la etapa anterior, en la que fue portavoz Juan Antonio Martínez Camino.

LA SALIDA DEL ANTERIOR PORTAVOZ

Gil Tamayo decidió que no quería ser reelegido para el cargo cuando fue nombrado obispo de Ávila por el Papa. La decisión la tomó a sólo quince días de la votación, lo que cogió a los obispos con el pie cambiado, ya que todos esperaban que continuara en su cargo.

La elección de Argüello supone una continuación del cambio de tendencia en el episcopado español, que ya se experimentó con la elección de Gil Tamayo. En ese nuevo rumbo ya no tienen el protagonismo mayoritario el sector de obispos que seguían la línea marcada por el cardenal Antonio María Rouco Varela, ya retirado. Varela ha sido el presidente que más años ha presidido la Conferencia Episcopal, por encima incluso del cardenal Tarancón.

Luis Argüello, de 65 años, fue elegido por la Asamblea Plenaria de los obispos entre una terna en la que también se encontraban Jorge Fernández, vicario general de la diócesis de Oviedo y el sacerdote Carlos López Segovia, vicesecretario para asuntos generales de la Conferencia Episcopal.

Sangrador, al que se considera cercano a la línea más conservadora, fue quien consiguió más apoyos en la primera votación, realizada por la comisión permanente de los obispos. Esta comisión es la que tenía que elegir la terna de candidatos para ser votada finalmente por la Asamblea Plenaria.