Alfredo Pérez Rubalcaba defiende parcialmente los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de Pedro Sánchez. Pero también hace objeciones. Por esto, el presidente del Gobierno se prepara para “contraatacar” a golpe de argumentario, distribuido entre las filas socialistas, del primero al último escalafón, y “de obligada repetición” para todos en tantas ocasiones como se presenten.
Rubalcaba ha dicho que en la economía española se está produciendo un “crecimiento de la desigualdad” que afecta sobremanera a los jóvenes y a los mayores de cincuenta años; que a ello se suma la crisis política, social y territorial de nuestro país; que “la gente no siente la recuperación”, porque eso significaría “volver a tener lo que tuvo y no lo tiene”.
Dice esto cuando el Ejecutivo socialista se muestra optimista con las cifras macroeconómicas y de la EPA, que han visto la luz en las últimas semanas, tras cuatro meses de mandato. Desde Moncloa y Ferraz subrayan que el número de ocupados ha aumentado en 183.900 personas y el de desempleados ha caído en 164.100, y que la tasa de paro ha bajado del 15%, por primera vez desde 2008.
Ya antes, tras el último Consejo de Ministros previo al “parón” estival de agosto, Sánchez presumió de un «crecimiento económico vigoroso» y “la creación de empleo». Pero se basó en cifras correspondientes al periodo presidencial de Mariano Rajoy.
El pasado verano fue el peor en términos de ocupación desde 2016 y el propio Ministerio de Economía, que dirige Nadia Calviño, reconoce en un boletín “de coyuntura” una desaceleración de la economía, manifestada en indicadores básicos como las ventas minoristas; las de grandes empresas; la producción industrial o el aumento del déficit comercial.
Así las cosas, y en plena “tormenta dialéctica” y negociaciones con los aliados para poder sacar los nuevos Presupuestos Generales del Estado, que un personaje de la talla de Rubalcaba no parezca entusiasta es algo que Sánchez no puede pasar por alto. Pero es lo que ha ocurrido.
El ministro del Interior que acabó con ETA lo ha sido todo en el PSOE: secretario general del partido; portavoz de su Grupo Parlamentario; vicepresidente del Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero; varias veces ministro con Felipe González y Zapatero, en distintas carteras; candidato a la presidencia del Gobierno… Ahora, la distancia con Sánchez se agranda.
Rubalcaba hizo los comentarios antes mencionados el pasado 25 de octubre, en el transcurso de un evento organizado por PANASEF (la patronal de las empresas funerarias) en Zaragoza. Y dijo más al alertar de la “fractura generacional tremenda” que se está produciendo, con sueldos de 600 euros. contratos temporales y por horas junto con sectores estables y cualificados.
Por esto, Rubalcaba ha defendido algunas de las medidas previstas en el Proyecto de PGE de Sánchez, como la subida del SMI (Salario Mínimo Interprofesional), pero no todas. También ha dicho que no está el horno de la economía española para el bollo de una bajada de impuestos.
MARGALLO, MÁS APOCALÍPTICO QUE RUBALCABA
Más apocalíptico fue el exministro ‘popular’ José Manuel García Margallo, también presente en el acto, y cuyos comentarios críticos, resumidos en la frase “la desaceleración económica se va a producir porque los vientos de cola están amainando”, fue compartida por el exdirigente socialista.
Y claro, que la lluvia de críticas al Gobierno socialista por los Presupuestos venga de la oposición o de grupos de interés económicos puede tener un pase. Pero que empiecen a poner objeciones desde dentro de las propias filas socialistas no se puede tolerar.
La lluvia de críticas procede fundamentalmente de las principales empresas de España; de la patronal CEOE; de la patronal de la pequeña y mediana empresa (CEPYME); de la Asociación de Fabricantes y Ditribuidores, AECOC; de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef)…
Sólo Isidro Fainé, presidente de la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos (CEDE), ha respaldado los planes presupuestarios del Gobierno. ¿Y los jóvenes socialistas, qué piensan? Para Rubalcaba son parte de uno de los dos colectivos, el de la juventud española, que junto a la población mayor de cincuenta años se van a ver más perjudicados.
MONCLOA.COM ha recabado la opinión de varios dirigentes de las Juventudes Socialistas, la organización “hermana menor” del PSOE. Y la respuesta ha sido escueta, cuando no de silencio.
En el argumentario del PSOE se señala que el partido venía apostando por un Salario Mínimo Interprofesional de mil euros mensuales en catorce pagas; que el acuerdo con Podemos “favorece la estabilidad política y económica” y que “no hay evidencias concluyentes” de que este incremento del SMI “afecte negativamente a la creación de empleo”.
O sea, justo lo contrario de lo que argumentan empresas, organizaciones patronales y sectoriales y la oposición. Y nada explica sobre el aumento de la fiscalidad. Sin embargo, Javier Campo, presidente de AECOC (fabricantes y distribuidores) asegura que “la subida de impuestos acentuará la desaceleración del consumo”.
Por su parte, la CEOE (Confederación Española de Organizaciones Empresariales), con su presidente Juan Rosell a la cabeza, avalado por Antonio Garamendi, presidente de CEPYME (Pequeña y Mediana Empresa); John de Zulueta, presidente del Círculo de Empresarios; Juan Pablo Lázaro, presidente de CEIM (la patronal madrileña) y José Miguel Guerrero, presidente de Confemetal (patronal del Metal) avisan: esta presión fiscal “amenaza la recuperación del empleo” y “subir las cotizaciones” penalizará la creación de puestos de trabajo.