“Ha sido como si entrara un elefante en una cacharrería”, señalaba el pasado miércoles un diputado del PP a MONCLOA.com. La llegada de Pablo Casado a la Presidencia del PP se ha dejado notar en todos lo niveles del partido.
Ese cambio no se circunscribe a la cúpula, donde los cambios ya son conocidos: la exministra y exsecretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, preside la Comisión de Exteriores; el exportavoz del Ejecutivo Iñigo Méndez de Vigo está al frente de la Comisión de Educación; el extitular de Justicia Rafael Catalá quedó situado al frente de Interior, y el eximistro de Hacienda, Cristóbal Montoro, preside la de Economía y Empresa.
Esas cuatro presidencias de comisión estaban ocupadas hasta ahora por diputados que apoyaron a Soraya Sáenz de Santamaría en la carrera sucesoria (Pilar Rojo, Teófila Martínez, Rafael Merino y Arturo García-Tuzón), pero la ‘purga’ no ha quedado ahí.
También afecta a los segundos y terceros niveles, donde se han llevado a cabo renovaciones profundas y, sobre todo, se han dado directrices muy claras: no puede quedar nadie del anterior equipo, salvo los más próximos a Cospedal.
Donde más se han notado esos cambios ha sido en el Congreso de los Diputados. Además de los nuevos nombramientos en la dirección del Grupo Parlamentario, la ‘revolución Casado’ ha llegado también al nutrido grupo de asesores que trabajan para los distintos diputados y, sobre todo, a las órdenes de los portavoces parlamentarios.
El PP contaba hasta el cambio de gobierno con más de 300 asesores entre el Congreso y el Senado, y en estos días se están produciendo cambios que afectan a los principales miembros de los gabinetes de los portavoces.
Y no solo es que cambien de destino: las nuevas direcciones de los grupos en el Senado y en el Congreso están rescindiendo decenas de contratos de asesores para dar entrada a nuevas incorporaciones más próximas, al nuevo estilo que impera en Génova 13.
CASADO INTRODUCE CAMBIOS EN PRENSA
Por supuesto, en la Cámara baja el cambio más notable se producía, como ocurriera en Génova 13, al frente de la comunicación del PP: la que fuera jefa de prensa de María Dolores de Cospedal tanto en el partido como en el Gobierno, Isabel Gil, quedó al frente del gabinete de prensa del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso.
Más drástico fue el cambio al frente de la comunicación del PP a finales de julio: la siempre alabada por los periodistas Marilar de Andrés dejaba la dirección de comunicación en manos de María Pelayo, que ha sido la mano derecha de Casado en la sombra durante todo el tiempo en el que el ahora líder del PP planeaba su asalto a la presidencia del partido.
La salida de Marilar de Andrés ha implicado cambios en el resto del equipo de prensa del partido. Con todo, lo más dramático que está ocurriendo en Génova 13 afecta a los cientos de trabajadores de este partido que pidieron excedencia hace siete años para irse al Gobierno, y que ahora están reclamando el reingreso en la sede del PP.
El problema es que se están encontrando las puertas cerradas porque, tras la moción de censura que desalojó del poder a Rajoy, el PP no tiene dinero para pagarles las nónimas y, además, no quiere hacerlo porque la mayoría tienen “síndrome de Estocolmo” con el marianismo.