El Ejecutivo de Pedro Sánchez teme que el Govern que dirige Quim Torra ponga sus ojos en Israel en su deseo de expandir su red de delegaciones en el exterior, una vez que ha procedido a la reapertura de seis de las llamadas ‘embajadas’ que habían sido clausuradas por el Gobierno de Mariano Rajoy en aplicación del artículo 155 de la Constitución.
El Govern de Torra reabrió en junio las ‘embajadas’ catalanas en Suiza, Alemania, Reino Unido, Italia, Francia y Estados Unidos, al tiempo que hará próximamente lo mismo con una séptima delegación en los países nórdicos, posiblemente Dinamarca.
Además, nombró a la ex consejera fugada en Bélgica, Meritxell Serret, nueva directora de la sede en Bruselas, la única que no fue cerrada por Madrid con el 155. Ese último acto fue considerado como una provocación por el Ministerio de Asuntos Exteriores ya que sobre Serrat pesa una orden de detención en España.
La citada expansión internacional de Cataluña no se quedará ahí ya que el consejero catalán de Acción Exterior, Ernest Maragall, anunció antes de verano que se abrirían otras delegaciones en Portugal, los Balcanes, el norte de África y Oriente Próximo. Todo ello en un lapso de tiempo de unos seis meses, según sus estimaciones.
Para los Balcanes el sitio más propicio para las ambiciones de Quim Torra es Eslovenia, un país en el que el independentismo catalán cuenta con simpatías políticas después de que Carles Puigdemont pusiese como ejemplo para Cataluña el proceso emancipador de este país que formaba parte de la extinta Yugoslavia.
En cuanto al norte de África, la opción que puede barajar el actual Govern es reabrir la ‘embajada’ que tenía en Marruecos, un país estratégico para los dirigentes catalanes debido a la importancia presencia de la comunidad de origen marroquí en Cataluña.
ESTRECHOS VÍNCULOS DESDE LA ETAPA DE PUJOL
En Oriente Próximo, sin embargo, nunca ha habido una delegación exterior catalana y el temor de Madrid es que Quim Torra pida ahora abrir una sede en Israel, un país con estrechos vínculos políticos y culturales con Cataluña desde los tiempos de Jordi Pujol. Fruto de ello es que los últimos Gobiernos de Tel Aviv siempre han visto una actitud más pro-israelí en Barcelona que en Madrid con respecto a las reivindicaciones palestinas.
Dentro del nacionalismo catalán siempre ha habido más simpatías por Israel, donde se han realizado visitas oficiales de forma periódica, que por Palestina hasta el punto de que se ha tratado con desdén a los palestinos en algunas ocasiones.
«La cabeza de un israelí -en referencia a Artur Mas- valía por diez de palestinos»
Un ejemplo de ello fue la forma en la que concluyó en enero de 2016 la primera negociación entre la CiU con la CUP, la única formación catalana abiertamente pro-palestina, para sacar adelante el Govern de Carles Puigdemont. En aquella ocasión, los negociadores convergentes advirtieron a los ‘cuperos’ que la «cabeza de un israelí -en referencia a Artur Mas- valía por diez de palestinos», es decir el número de diputados que tenía la CUP en aquel momento y que eran esenciales para elegir a Puigdemont y facilitarle la labor de gobierno.
PRIMER CONSULADO DE ISRAEL EN BARCELONA
Bajo el citado Gobierno de Puigdemont se abrió el primer consulado honorario de Israel en Barcelona en casi 20 años, tras el necesario visto bueno de Exteriores que se dilató varios meses, ya que la apertura se produjo en junio de 2017 en plena ofensiva secesionista y desde Madrid se ha mirado con lupa la labor de los cónsules extranjeros.
En el caso de que Cataluña pida abrir ‘embajada’ en Israel, el actual Gobierno de Sánchez tiene la obligación, en virtud de la ley del servicio exterior, de emitir un informe no vinculante en el que exponga la idoneidad o no de dicha iniciativa. E Israel debería dar el visto bueno definitivo, con lo que Madrid podría presionar a Tel Aviv para que dilate o rechace, en su caso, la eventual petición de Quim Torra.