Ciudadanos apenas valoró el resultado en la noche de las elecciones autonómicas de 2015 en Navarra. El síndrome depresivo que se instaló en la formación naranja iba para largo tras quedarse a tan solo 154 votos de alcanzar un diputado.
Todos sabían las razones del fracaso y todos preferían mirar para otro lado. A su líder en la Comunidad Foral, Diego Paños, le airearon cuatro días antes de abrir las urnas una conversación telefónica con un compañero, al que le ofrecía «una compensación» si dejaba la plancha.
El ex número uno de UPyD en la tierra llegó cadáver a la cita electoral y en la formación de Albert Rivera se erigió la figura de Carlos Pérez-Nievas, ex consejero de Educación del extinto partido fuerista CDN y encargado de pastorear la coordinadora hasta que se olvidase el escándalo.
Disuelta la coordinadora, Pérez-Nievas fue elegido nuevo portavoz y a solo nueve meses de las elecciones aparece en todas las quinielas como candidato favorito a liderar Ciudadanos, al que todas las encuestas abren hueco en el Parlamento navarro con entre 3 y 5 representantes. Este hecho podría ser un hito para el partido de Albert Rivera, que en los últimos cinco años ha ido tensando y destensando la cuerda foral en función de su agenda política.
En 2013, cuando aspiraba a abrirse paso en el tablero nacional, afirmó en una entrevista concedida a El Correo que «el Concierto vasco es un privilegio a derogar». Dos años después, ante las generales de 2015, el candidato de Ciudadanos explicó que «las haciendas provinciales, que vienen del siglo XIX, se deben integrar porque así se lucha mejor contra el fraude». En la repetición electoral de 2016 se volvieron a acordar de Navarra, aunque en su programa electoral la nombraron tan solo para quitarle derechos históricos.
CIUDADANOS REBAJA LA TENSIÓN
Las elecciones de junio de 2016 provocaron una indisimulada decepción en Ciudadanos, que cayó hasta los 30 escaños en el Congreso de los diputados. El partido de Rivera rebajó las críticas sobre el Concierto vasco y el Convenio navarro, situación que fue aprovechada por su líder en Navarra, Carlos Pérez-Nievas. En una entrevista concedida a Diario de Noticias denunció que a su partido le achacaban «ese planteamiento sobre el régimen foral. Pero Ciudadanos es un partido profundamente constitucionalista y el régimen foral está plenamente reconocido en la Constitución».
Las renuncias eran tan evidentes que Pérez-Nievas llegaba incluso a dejar en mal lugar a su líder estatal: «Lo que se dijo en su momento no es lo que el partido defiende ahora. Es verdad que había una postura inicial con un lenguaje beligerante contra los sistemas fiscales, pero siempre desde la premisa de una transición hacia la convergencia fiscal europea. Y eso se ha matizado».
Por último, también explicó que ciertas palabras se han utilizado en la política navarra como simple retórica efectista: «Aquí hay una palabra mágica que es el Fuero, que es mucho más que el régimen fiscal. Sin embargo en los últimos 25 años hemos ido perdiendo capacidad competencial y renunciando al Fuero sin ningún problema.
Desde 1983, con gobiernos de UPN y PSN, hemos perdido autonomía política por el desarrollo de la estructura competencial del país. Hablo de Fuero, de competencias de tráfico, de autonomía local y municipal. ¿Cuánto han ganado los demás? Antes la diferencia era enorme, y ahora en algunas cuestiones incluso estamos peor».
CIUDADANOS LO INTENTA
Ciudadanos ha recibido con el asunto del Convenio navarro la ferocidad pública por parte posible aliado, UPN, que sin embargo, y tal y como llegó a admitir su líder José Javier Esparza, le hacía llegar ofertas preelectorales en el ámbito privado.
Rivera ha ido modulando su discurso respecto a estos asuntos y visitó por primera vez Pamplona en febrero de 2017. Por aquel entonces rebajó los ánimos respecto a los fueros: «Ni podemos, ni tenemos mayoría, ni es una prioridad«. Sin embargo el calendario político saltó por los aires por el otoño catalán y el aspirante a La Moncloa intentó utilizar el Convenio y el Concierto como palanca para pescar votos en las aguas revueltas del resto del Estado.
«Los de Sabino Arana y los del cuponazo vasco dicen que el mayor problema es Ciudadanos. Para mí, el problema es el supremacismo»
En febrero de este año el clima llegaba a ser irrespirable en el Congreso tras un cara a cara entre Rivera y el portavoz del PNV, Aitor Esteban. El líder de Ciudadanos protestó por «el amaño» del «cuponazo» y «los privilegios»: «Los de Sabino Arana y los del cuponazo vasco dicen que el mayor problema de España es Ciudadanos. Para mí, el problema es el supremacismo, la insolidaridad y la voluntad de ruptura de los políticos nacionalistas. Nosotros defendemos la igualdad de todos los españoles y un modelo de financiación justo para todos, no solo par a unos pocos», explicó.
Sin embargo, con las aguas templándose, Rivera ha rebajado el peso del Convenio y el Concierto en su argumentario y en el norte lo agradecen: Ciudadanos en Navarra prepara listas para todas las localidades con más de 5.000 habitantes y en Euskadi siguen esperando la constitución de la nueva ejecutiva tras diez meses de retraso. Al frente de ella no estará previsiblemente el que ha sido su portavoz durante los últimos tres años, Nicolás de Miguel, cuyo discreto liderazgo dará paso a «nuevas caras».