El secreto de la abuela para arreglar un guiso o salsa con demasiada sal

A lo largo de las generaciones, las abuelas han sido las guardianas de secretos culinarios que parecen mágicos. Uno de estos trucos, que ha sido transmitido de boca en boca, es la forma de rescatar un guiso o una salsa que ha quedado excesivamente salado. Este pequeño gran secreto puede marcar la diferencia entre un plato delicioso y uno arruinado, brindando una solución efectiva y sencilla que evita complicaciones innecesarias en la cocina.

El guiso, ese plato reconfortante que reúne ingredientes y sabores, puede convertirse en un desafío cuando la sal se desborda. Si bien es fácil caer en la tentación de agregar azúcar o retirar un poco de la preparación, estas soluciones a menudo no son efectivas y pueden desvirtuar el resultado final. Sin embargo, las abuelas tienen una carta bajo la manga que, aunque parezca simple, ha demostrado ser infalible.

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El poder de la patata en la cocina

El poder de la patata en la cocina

El truco que muchas abuelas utilizan para corregir un guiso salado es la patata. Este tubérculo humilde, siempre presente en la cocina tradicional, tiene la capacidad de absorber el exceso de sal cuando se añade a la olla. Al pelar una patata y dejarla cocinar junto al guiso durante unos 30 minutos, se puede eliminar parte de la sal sin alterar el sabor original del plato. Este método no solo es fácil, sino que también permite disfrutar de un guiso bien equilibrado, preservando la esencia de la receta.

La razón detrás de este ingenioso truco radica en la estructura de la patata. Al cocerla, el tubérculo se convierte en una esponja que atrapa la sal, evitando que el guiso o la salsa pierda su sabor distintivo. Una vez transcurrido el tiempo adecuado, simplemente se retira la patata del guiso o la salsa y se puede aprovechar en otra receta, como puré o patatas fritas, evitando así el desperdicio.

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