En junio, la inflación interanual en la eurozona experimentó una leve disminución, pero los analistas creen que este descenso no será suficiente para que el Banco Central Europeo (BCE) realice nuevos recortes en las tasas de interés.
Según Eurostat, la agencia europea de estadísticas, la inflación en la zona euro fue del 2.5% en junio, una leve caída en comparación con el 2.6% registrado en mayo. Este descenso estuvo en línea con las expectativas de analistas de firmas como FactSet y Bloomberg.
A pesar de esta disminución, la inflación subyacente, que excluye alimentos y energía, se mantuvo en el mismo nivel de mayo, 2.9%, contrariando las expectativas del mercado que proyectaban una ligera reducción.
La leve caída de la inflación en junio se debe principalmente a la desaceleración en los precios de los alimentos, bebidas alcohólicas, tabaco y energía. Sin embargo, los precios de los servicios y bienes industriales se mantuvieron estables respecto a mayo.
Entre las principales economías de la zona euro, Alemania y Francia registraron una inflación del 2.5%, mientras que España mostró un aumento en los precios al consumidor del 3.5%. Bélgica tuvo la inflación más alta de la eurozona en junio, con un 5.5%, mientras que Irlanda presentó la más baja, con un 1.5%.
Desde octubre de 2020, cuando la inflación alcanzó un máximo del 10.6%, la eurozona ha visto una tendencia descendente, a pesar de un pequeño repunte en mayo antes de retomar la baja en junio.
«Desafíos persistentes» en la eurozona
El BCE, que inició una serie de aumentos en los tipos básicos de interés desde octubre de 2020, comenzó a reducir las tasas de interés a principios de junio, marcando el primer recorte desde 2019.
Christine Lagarde, presidenta del BCE, declaró en Portugal que la tarea aún no está terminada y que el objetivo es reducir la inflación al 2%. «Debemos mantenernos vigilantes. No descansaremos hasta que derrotemos a la inflación», dijo Lagarde.
Los analistas de mercado dudan que el BCE realice otro recorte en su próxima reunión de julio, aunque existe una creciente expectativa de que las tasas podrían reducirse más adelante este año. Jack Allen-Reynolds, economista jefe de Capital Economics, señaló que la persistencia de la inflación en los servicios prácticamente elimina la posibilidad de nuevos recortes en el corto plazo.
Riccardo Marcelli Fabiani, de Oxford Economic, destacó que la inflación en los servicios continuará siendo un problema para el BCE, creando «dolores de cabeza» para la institución en su lucha por estabilizar los precios.
