A tan solo cinco días de las elecciones legislativas en Francia, convocadas por Emmanuel Macron, los sondeos muestran una Asamblea Nacional profundamente dividida en tres bloques irreconciliables.
En este escenario, los distintos partidos políticos están apelando al «voto del miedo» para intentar inclinar la balanza a su favor.
Mientras algunos advierten sobre el peligro de una extrema derecha en el poder, otros alertan sobre los riesgos de un gobierno de extrema izquierda liderado por Jean-Luc Mélenchon, de La Francia Insumisa.
Ambos extremos coinciden en señalar el caos que representaría la continuidad del gobierno de Emmanuel Macron.
El presidente francés, Emmanuel Macron, advirtió el lunes sobre los riesgos de los programas de los partidos de los extremos, sugiriendo que podrían llevar al país a una «guerra civil».
Macron afirmó en una entrevista que tanto el Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen como La Francia Insumisa de Mélenchon dividen a la sociedad francesa de maneras que podrían resultar peligrosas.
Estas declaraciones han provocado fuertes reacciones en el espectro político. Jordan Bardella, colaborador cercano de Le Pen y potencial primer ministro si su partido obtiene la mayoría, criticó las palabras de Macron, sugiriendo que el presidente está avivando las tensiones en lugar de calmarlas. Bardella, de 28 años, ha señalado que «un presidente no debería decir eso».
El primer ministro Gabriel Attal expresó que ambos extremos se alimentan mutuamente y amenazan con desgarrar al país.
Por su parte, el ministro del Interior, Gérald Darmanin, advirtió sobre posibles problemas de orden público el próximo domingo y el 7 de julio, fechas de las votaciones.
Según Darmanin, basándose en información de los servicios de inteligencia, el mayor riesgo se presenta el día de la segunda vuelta, cuando se conozcan los resultados definitivos.
Macron decidió disolver la Asamblea y convocar elecciones anticipadas tras el triunfo de la extrema derecha en las elecciones europeas y la derrota de su candidata.
1Macron teme un gobierno de extrema derecha
Desde entonces, el temor a un posible gobierno de extrema derecha ha provocado manifestaciones casi diarias en contra de Le Pen, aunque sin incidentes graves. Además, diversas figuras del ámbito cultural y deportivo han pedido «bloquear» a la extrema derecha.
En contraste, Bardella ha advertido sobre el peligro de un gobierno de izquierda, encabezado por Mélenchon, al que considera un populista. Su partido, La Francia Insumisa, se presenta en las legislativas bajo la alianza Nuevo Frente Popular, junto a socialistas, comunistas y ecologistas.
Sin embargo, la figura de Mélenchon genera incomodidad incluso entre sus aliados, quienes han dejado claro que no lo apoyarán como primer ministro.
En este contexto, el lunes Bardella presentó su plan de gobierno y coincidió con el ministro de Economía, Bruno Le Maire, en que un programa de izquierda podría llevar a una intervención del Fondo Monetario Internacional en Francia.
Incluso figuras políticas que habían desaparecido de la escena pública, como Dominique Strauss-Khan y François Hollande, han resurgido para pedir el voto en contra de la extrema derecha.
Otros ex primeros ministros, como Manuel Valls y Bernard Cazeneuve, también han instado a los votantes a evitar los extremos, advirtiendo que estas elecciones son cruciales para los valores fundamentales de la democracia francesa.
El futuro político de Francia es incierto. Los sondeos actuales posicionan al partido de Le Pen a la cabeza, seguido por el bloque de izquierda, pero ninguno con mayoría absoluta.
El partido de Macron se encuentra en una tercera posición debilitada. La posibilidad de un gobierno ingobernable y profundamente dividido es alta, con alianzas casi imposibles y un cordón sanitario contra la extrema derecha que se ha debilitado considerablemente.
