Pedro Sánchez y Salvador Illa se han mostrado satisfechos por los resultados electorales en Cataluña. El PSC obtuvo sus 42 escaños y lo que es más importante más de un quinto de la representación del Parlament, un número exigente para iniciar una reforma del Estatuto de Autonomía, un asunto aparcado durante la campaña, pero no descartado para desatascar un escenario de bloqueo y repetición electoral.
La mayoría de analistas y politólogos, consultados por MONCLOA, apuntan únicamente a dos posibilidades tras las elecciones catalanas. Por un lado, o Illa es presidente con la abstención de ERC y el apoyo de PPC y Comuns -la denominada vía Barcelona, por su similitud con la composición actual del Consistorio de la Ciudad Condal-, o bien el apoyo directo de ERC por «estabilidad» y «gobernabilidad», donde no sería necesario el voto favorable del PPC.
Si ERC decidiera dar la espalda a Illa, la alternativa sería el bloqueo, con una pinza con Junts que abocaría no solo a la ingobernabilidad en Cataluña, sino también afectaría al Congreso de los Diputados. Asimismo, este camino sería nefasto para los de Esquerra. «Similar a cortarse las venas», según afirma Joan Tardà.
De hecho, el runrún apuntaba a un adelanto de las elecciones generales para octubre. Pero Pedro Sánchez siempre tiene bajo la manga su as, un giro de guion inesperado, como ha demostrado hasta ahora, siguiendo a rajatabla los postulados de su manual de supervivencia.
LA REFORMA DEL REFERÉNDUM, TRAS LAS EUROPEAS
El PSOE de Pedro Sánchez iniciará así los pasos hacia un referéndum, una consulta en la que participaría únicamente Cataluña para conocer si es necesaria una reforma del Estatuto de Autonomía.
Este giro de guion cambiaría por completo el diálogo y debate políticos, cogiendo a contrapié los independentistas de Junts y ERC, inmersos en sus peleas sobre si Puigdemont debería gobernar en minoría, con el acecho de la Justicia si mantiene la imputación por terrorismo, o bien la lucha interna dentro de Esquerra, que se debate por un candidato desconocido para la mayoría del electorado o recuperar a Roger Torrent, defenestrado por Pere Aragonès en la listas electorales del pasado domingo. Y es que, por más que Oriol Junqueras lidere, no puede presentarse por la inhabilitación de la sentencia del procés.
Hasta ahora, Pedro Sánchez no se ha mostrado preocupado por las amenazas de Carles Puigdemont, líder de Junts, ni tampoco por las cábalas numéricas. «Es más que suficiente para iniciar la reforma del Estatuto de Autonomía y enterrar el ‘procés’», han asegurado fuentes socialistas a MONCLOA.
Es un giro inesperado, pero necesario para situar a Cataluña en el centro de la política catalana y no en Madrid
Con esta apertura, el PSOE de Pedro Sánchez dejaría a Junts y ERC sin argumentos para negociar un sistema de financiación autonómica singular y el trasvase de nuevas competencias, hasta 50, que se está negociando Illa con el Estado. «Es un giro inesperado, pero necesario para situar a Cataluña en el centro de la política catalana y no en Madrid, como pretenden ERC y Junts», señalan fuentes socialistas.
EL CAMBIO DE RITMO POR EL ESTATUTO DE CATALUÑA
En este sentido, indican que la respuesta de Puigdemont podría pasar por la retirada del apoyo a Pedro Sánchez, pero antes «se habrá aprobado la amnistía y habrán pasado las elecciones europeas», han destacado.
Con este escenario, habría referéndum, pero no el esperado ni por los independentistas ni por el bloque constitucionalista en Cataluña. «Sería una consulta previa, una muestra más de la vuelta a la convivencia que busca el Gobierno desde antes del 23-J», consideran. En este sentido, habría un plebiscito al independentismo, una opa hostil que silenciaría a Puigdemont y dejaría muy tocado a ERC, que votó en contra en el Congreso de los Diputados al Estatuto vigente.
La activación de este escenario se ha llevado a cabo con la reforma exprés de la Constitución para modificar el término «minusválido» por el de «discapacitado», como también se pretende hacer en la propuesta del PSOE en el Estatuto de Autonomía de Madrid. No obstante, el gobierno de Isabel Díaz Ayuso se opone a ello precisamente por las sospechas fundadas para justificar el reglamento catalán.
El trámite exige que la norma pase por el Congreso de los Diputados, una posibilidad para colocar enmiendas y modificarlo íntegramente. Para los de Ayuso, sería la posible moneda de cambio, pero en Ferraz van más allá de un entendimiento con Puigdemont.
LA REFORMA DEL ESTATUTO EN MADRID, UNA POSIBLE TRETA
Los populares consideran que esta reforma responde a una treta para cambiar el Estatuto de Madrid de arriba a abajo con enmiendas. «El PSOE no es de fiar», apuntan desde la bancada azul. La propuesta de los socialistas y Más Madrid se puso en marcha justo tras la resaca electoral catalana, cuando Puigdemont afirmó que tenía intención de someterse a la investidura en el Parlament, con la ventaja de tener aprobada la amnistía en el Congreso de los Diputados, aunque está por ver si finalmente se verá beneficiado por la investigación por terrorismo que pesa aún sobre él.
Salvador Illa hizo el amago de poner encima de la mesa la necesidad de reformar el Estatuto, a su juicio, había que corregir la «anomalía» y volver a la norma aprobada por el Parlament en 2006, la original, que entre otros artículos exigía que el catalán fuera la única lengua y que Cataluña fuera reconocida como «nación».
En el referéndum de la norma se vio la desconexión entre la política y la sociedad. Más de un 50% de los posibles votantes evitaron dar su opinión en la consulta, y de los que votaron, el 48,85%, tan solo el 73,9% dio su voto a favor. Es decir, el Estatuto tuvo un respaldo del 36% de la población catalana, pero el tripartito del PSC, ERC e ICV -ahora integrado en Podemos- lo dio por bueno.
Los recursos de inconstitucionalidad, hasta siete en total, hicieron su efecto ante el Tribunal Constitucional, que anuló los artículos que daban a Cataluña una singularidad ilegal en materias judiciales, sociales y económicas, sin tener competencias para ello, como que el catalán era la única lengua utilizada en la Administración y en todos los estamentos públicos.
Se trató de blindar la inmersión lingüística en la Educación, pero los tribunales dan la razón a las familias que piden la educación también en castellano. No obstante, la situación es muy distinta en este momento, con una mayoría progresista en el TC y con el argumento de los cuatro votos particulares de la sentencia sobre el Estatuto de 2010.
LOS CAMBIOS DEL TINELL EN 2003
Todos estos cambios planteados por los socialistas se pactaron en el salón del Tinell en 2003, con un acuerdo para llevar a cabo esta reforma y al mismo tiempo desalojar al PP de todas las instituciones públicas si la suma del resto de partidos era suficiente. Este pacto aún sigue en vigor y el PSC no tiene intención de romperlo.
La jugada estratégica de Pedro Sánchez acallaría a Puigdemont y se plantea en un momento en el que ERC tiene una falta de liderazgo importante
El PP, por su parte, exigió que el nuevo Estatuto fuera sometido al escrutinio de todos los españoles y no solo los catalanes al ser una norma que rompe con todos los consensos establecidos, como si de una «Constitución paralela» se tratara. No obstante, el PSOE permitió que se reconociera a Cataluña como una «nación» en el preámbulo y no en uno de los artículos, como exigía la extinguida CiU.
En el Congreso, ERC votó en contra de aquella reforma. Por entonces, los republicanos estaban inmersos en una guerra interna, similar a la actual, por el liderazgo. La disputa ahora se centra entre Oriol Junqueras y Roger Torrent, instalado en posiciones cercanas a los críticos que piden la dimisión en bloque de toda la ejecutiva.
UN ESTATUTO RECORTADO
Con todo, el TC eliminó la posibilidad de que las selecciones deportivas catalanas pudieran competir torneos internacionales, la transferencia y gestión de infraestructuras críticas para el Estado, como puertos y aeropuertos, que Cataluña fuera una circunscripción electoral única y que el TSJC fuera la última instancia judicial en determinados casos, entre otros polémicos puntos, como que Cataluña era una nación.
El PSOE y sus socios de coalición -PNV, CiU, BNG, CC, IU e ICV- se negaron a aprobar un referéndum en toda España, mientras que ERC instó a votar «no» en el referéndum catalán para apoyar la norma. Tras el rechazo de Esquerra, Maragall cesó a los consejeros de ERC y convocó elecciones. La sentencia del TC se dio a conocer el mismo día en el que todos los diarios de corte nacionalista y catalanista coincidían, con puntos y comas, en todos los editoriales. Fue el bochornoso editorial único en contra de una sentencia.
CUATRO VOTOS PARTICULARES, MUNICIÓN PARA EL TC DEL PSOE
Y aquí se halla la clave. La sentencia tenía cuatro votos particulares, todos ellos del ala socialista. A diferencia de entonces, el PSOE controla ahora el TC y sus votos con un nuevo Estatuto de Autonomía, pero esta vez con mayores garantías de éxito.
Para los de Illa, el despliegue de la normativa permitiría recuperar la disposición adicional tercera, que exigía la inversión del Estado en porcentaje del PIB aportado, es decir, solo Cataluña recibiría entre el 18% y el 20% del total disponible para toda España. Para el TC era una mera petición, pero tanto la burguesía catalana como los políticos nacionalistas era una imposición.
El plan de Pedro Sánchez pasa ahora por rescatar el Estatuto de Autonomía, que no está en ninguna de las quinielas como escenario posible, para dar su giro de guion y tratar de silenciar a Carles Puigdemont. Esta finta pondría de nuevo de manifiesto la estrategia de los ‘golpes de efecto’, como ha hecho con su carta a la ciudadanía a pocos días del inicio de la campaña de las elecciones. Es parte del «punto y aparte» anunciado, pero sin explicación ni desarrollo.
El nuevo modelo del PSOE es reforzar la Generalitat bajo la batuta de Salvador Illa, con más competencias y una mayor financiación autonómica que permita implementar los deteriorados servicios públicos catalanes, una de las principales propuestas del PSC en la campaña. En esta nueva batalla se insta a alcanzar el punto de inflexión y reubicar a Cataluña en el sitio al que le corresponde.
SALVADOR ILLA Y LA TRANSVERSALIDAD CON EL ESTATUTO
Entre las propuestas de Illa se encuentra alcanzar un consenso para cambiar la ley electoral, la apuesta y estrategia energética autonómica, cambios en los impuestos y hasta medio centenar de competencias que se han negociado con el Estado.
Para tratar de alcanzar el mayor consenso posible, Illa tratará de impulsar la transversalidad del PSC, atrayendo a votantes del bloque independentista y del constitucionalista, como ha logrado en estas elecciones. Por un lado, promete mejoras financieras y económicas para traer a los moderados e indecisos, mientras que se compromete con el trilingüismo para instaurar el castellano en las aulas, a pesar de votar en contra del bilingüismo.
La idea de Illa es que Cataluña gestione y recaude todos los impuestos y sea después la Generalitat la que pague el montante acordado. Es prácticamente la misma normativa aprobada y refrendada en la Constitución para blindar el concierto vasco.
Con esta estrategia, el PSOE abriría un frente que afecta directamente a las bases de Junts. De hecho, a pesar de subir en votos, los votantes más moderados se han decantado por el PPC de Alejandro Fernández, mientras que los descontentos se han quedado en casa, a tenor de los resultados de los barrios de Barcelona, donde el PP se ha alzado con la victoria en un feudo históricamente en manos de los independentistas.